Despojémonos de toda carga pesada y del pecado por medio de permanecer en el evangelio, no dejemos que las circunstancias nos hagan dudar de la suficiencia de la obra de Cristo en nosotros
Jesucristo es Dios eterno quien se humilló haciéndose hombre. Como hombre se humilló haciéndose siervo. Se privó a si mismo del disfrute de la gloria como le corresponde a Su divinidad.
Dios si cobró esta deuda y lo hizo cuando Cristo subió a la cruz en nuestro lugar, así la justicia de Dios que demandaba castigo quedo satisfecha.
Entender esto nos debe llevar a comprender que no somos hijos por nuestras habilidades, moral o algo especial en nosotros, fue antes de que existiésemos; pero también esto nos debe guiar a mostrar gracia por todos nuestros hermanos
En Filipenses 1:27–2:4 vemos el llamado que Pablo hace a mantenerse firmes, unidos en un mismo espíritu, trabajando para un mismo propósito, sirviéndose con humildad y amor mientras luchan juntos por la fe del evangelio en medio de la persecución.
Jesús buscaba la aprobación de Uno, y este no fue Pilato, no fueron sus discípulos, no fue ni siquiera la gente, lo único que le importaba era la aprobación de su Padre
Constantemente nos enfrentamos a la tentación de creer las mentiras que el mundo nos ofrece y si no somos personas que dedicamos el tiempo necesario a aprender más de las escrituras cederemos con mucha facilidad a la tentación.
Esto implica que nuestro trabajo es buscar crecer en el conocimiento del evangelio ya que es la única manera para aprender a vivir una vida de santidad valiéndonos de la gracia