Nadie es suficientemente bueno, puro, santo y justo para acercarse a Dios… Nuestra vida misma, nuestras obras buenas siempre serán insuficientes para pretender que pueden ser garantía para acercarnos a Dios sin sufrir las consecuencias.
Es en Cristo como nuestro sacerdote que podemos tener acceso a Dios… acercarnos con confianza en momentos de tentación y cuando hemos pecado sabiendo que obtenemos perdón por la base de su sacrificio.
El nuevo creyente debe de mantenerse en una constante relación con la palabra de Dios, la oración, el discipulado, nuevos amigos en Cristo, y firme en el milagro transformador que ha ocurrido en su vida y explicar sin vergüenza ni mucho menos intimidado
Cuando nuestro pecado nos satisface más que Cristo, debemos de hacer un alto en el camino y preguntarnos si realmente estamos en la fe. Pero gracias a Dios por Jesucristo Señor nuestro, que siempre encontramos perdón,
Mi invitación es que presentemos todo nuestro ser como sacrificio santo a Dios, que es nuestro culto racional, y nuestro Dios sea glorificado así en nuestra vida y por medio de ella