Por el pecado todas estas están totalmente corruptas, imposibles de glorificar a Dios, de manera que todo cuanto habla solo puede reflejar eso mismo.
Cristo murió y resucitó, nos dio salvación y libertad. Esa es la gracia de Dios. Esta gracia no sólo perdona, sino que también limpia. La gracia destrona al pecado.
Todo cristiano tiene el deseo de ser fiel a Dios, es el deseo profundo en el corazón, sin embargo, nos damos cuenta que luchamos continuamente contra nuestro pecado
Porque hemos sido bautizados en Jesús, bautizados en su muerte, es que ahora andamos en novedad de vida por su resurrección: tenemos un corazón nuevo, un nuevo espíritu, un nombre nuevo, somos nuevas criaturas.
Jesús dijo en Juan 10:27 Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen. Este es el condimento que Jesús hablo. No se refería al simple conocimiento de quienes eran sus discípulos en relación a sus identidades
Como hijos de Dios debemos dedicar mucho tiempo a crecer en el amor a Dios ya que este constantemente se nos muestra qué es esencial para la vida de piedad.
Porque Dios nos ha salvado debemos ser humildes. Nadie puede adorar a Dios sin humildad, nadie puede servir a Dios siendo arrogante. No puedes vivir como sacrificio vivo si no eres humilde.
Dios nos ha salvado para que le adoremos como sacrificio vivo. Pero también nos ha salvado para que vivamos y sirvamos con una mente renovada