El amor de Dios nos hace guardar sus mandamientos

2 Juan 1:5 Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros. 6 Y este es el amor: que andemos conforme a sus mandamientos. Este es el mandamiento tal como lo habéis oído desde el principio, para que andéis en él. 7 Pues muchos engañadores han salido al mundo que no confiesan que Jesucristo ha venido en carne. Ese es el engañador y el anticristo. 

Como hijos de Dios debemos dedicar mucho tiempo a crecer en el amor a Dios ya que este constantemente se nos muestra qué es esencial para la vida de piedad. Juan en su segunda carta está enseñando que el amor incluso puede guardarnos de aquellos que buscan engañar a la iglesia. 

Todo inicia cuando Jesús no salva de nuestro pecado y derrama de su amor en nuestros corazones (Romanos 5:5) y este amor está en primero lugar dirigido hacia a Dios, así que podemos decir que el amor de Dios nos hace andar conforme a los mandamientos que Él nos ha dado (v6), por medio de su amor puesto en nosotros hacia Él, notemos lo que nos dice también Juan en 1 Juan 5:2 En esto sabemos que amamos a los hijos de Dios: cuando amamos a Dios y guardamos sus mandamientos. 

Notemos lo que nos dice el versículo 7 acerca que hay muchos engañadores que han salido al mundo y que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, estos tratan de desviar a la iglesia y buscar evitar que personas crean en Jesús, sin embargo Dios nos ha entregado su amor para guardarnos de estos engaños, es por medio de su amor (como mencionamos anteriormente) que somos guiados a permanecer en Sus mandamientos, y mientras más guardamos su palabra menor es el riesgo que seamos engañados por la mentira.

Ante tanta pluralidad de pensamientos que surgen constantemente y los cuales buscan engañarnos y  aquellos que amamos, Dios ha derramado Su amor en nosotros y de esta manera con gozo buscamos guardar su palabra, lo que antes no podíamos hacer por la esclavitud de nuestro pecado ahora lo podemos hacer con libertad y gozo, me refiero a poder permanecer en los mandamientos de nuestro Salvador y así ser guardados del engaño.