No sabemos si el apóstol Pablo cuando escribió la carta a los filipenses en sus cárceles, a la hora de dormir tenia la esperanza que al día siguiente le dieran la noticia que saldría libre, realmente desconozco si pasaba ese pensamiento en él. Naturalmente como seres humanos al estar en problemas buscamos salir de estos y tristemente se vuelven un afán hasta llegar a perder el sueño y el descanso por el deseo de saber si el día siguiente será diferente.
Es una búsqueda de soluciones y no tenemos paz ni gozo, pasamos en desvelo. Pablo tenia en mente y vivía esperanzado en la gracia de Dios en la cárcel y escribe en Filipenses 1:2-4 “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo 3 Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, 4 siempre en todas mis oraciones rogando con gozo por todos vosotros”. Este versículo nos lleva a admirar al Señor y no a Pablo, como Él ha venido a ser el gozo y esperanza en el apóstol permitiendo a lo largo de su ministerio prisiones, persecuciones, enfermedades, traiciones, a lo que le llevo a poner siempre su confianza en el Señor, esa era la fuente de su gozo.
Al igual que Pablo, debemos de aprender que en los problemas que vivimos el Señor nos esta madurando y esta destronando ídolos que hemos puesto en nuestros corazones y que han pretendido sustituir al Señor. ¿Es doloroso? Sí!, ¿Es deprimente? Para algunos sí! ¿Es para no poder conciliar el sueño? Sí!. Pero lo glorioso, es para que no nos volvamos a nuestros ídolos, sino que nos aferremos a Cristo y a Su palabra. Como finaliza el salmista que estaba en angustia en el Salmo 4: 8 En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado. Así como al apóstol Dios era su confianza.
Pastor Asociado a cargo del Departamento de Comunicaciones