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El arma infalible para matar nuestro pecado

lunes, junio 14, 2021
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Artículo | El arma infalible para matar nuestro pecado
Pastor David Salgado
Pastor David Salgado
Pastor Asociado a cargo de Ministerios de Familia

Nosotros tenemos una misión de vida: dar gloria a Dios en cada aspecto de nuestra existencia por medio de proclamar y vivir el evangelio que nos salvó. Pero cumplir esta misión automáticamente nos pone en un campo de batalla en el que la misión de nuestro enemigo es matarnos, separándonos espiritualmente de Dios, para evitar que cumplamos nuestra misión.

Es por eso que el teólogo escocés David Brown escribió: “Si no matas al pecado, el pecado te matará a ti.”. Recordemos que la mortificación del pecado es una disposición que tienen los hijos de Dios, quienes, por estar unidos a Cristo en Su muerte y resurrección, para debilitar la fuerza del pecado y que su dominio sea destruido en ellos. En otras palabras, es matar el pecado antes de que el pecado te mate a ti.

En Romanos 8:1-11 Pablo ha enseñado la gran y consoladora verdad que ya no hay condenación para los que están en Cristo porque la ley del Espíritu de vida nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte. Y ahora, por la obra de Cristo, no andamos en la carne, sino en el Espíritu. Y porque el Espíritu Santo habita en nosotros tenemos la seguridad que el Espíritu resucitará nuestros cuerpos en la consumación. Después de explicar todo esto, Pablo escribió en Romanos 8:12-13:Así que, hermanos, somos deudores, no a la carne, para vivir conforme a la carne. 13 Porque si ustedes viven conforme a la carne, habrán de morir; pero si por el Espíritu hacen morir las obras de la carne, vivirán.”

La carne, el pecado, nuestra naturaleza pecaminosa no ha hecho nada bueno por nosotros como para que le debamos algo. No estamos obligados a complacer la carne. Al contrario, somos deudores al Espíritu Santo quien habita en nosotros y estamos obligados a vivir conforme al Espíritu por todo lo que el Espíritu ha hecho y sigue haciendo en y por nosotros. Es por eso que para un hijo de Dios es ilógico que quiera vivir conforme a la carne, para satisfacer el pecado que lo tenía esclavo antes. Hacer eso lo llevará a la muerte.

Pero, los cristianos no le debemos nada a la carne, la carne ya no nos puede obligar. Al contrario, en nuestra lucha contra el pecado tenemos un arma infalible con la cual solo los cristianos contamos con esta arma para hacer morir las obras de la carne por lo tanto sabemos que en esta lucha ganaremos, viviremos.

¿Qué quiere decir todo esto? Dios no solamente nos ha salvado de la condenación del pecado, sino que nos ha librado de la esclavitud del pecado. Pero, además, nos ha equipado para que el pecado ya no se apoderé de nosotros nuevamente de manera que podamos matar el pecado en nosotros. Pero este equipamiento que nos da no son armas humanas, porque las armas humanas son completamente inefectivas contra el pecado. Lo que necesitamos contra el pecado no es terapia, ni castigos corporales, tampoco mayor fuerza de voluntad o ignorarlo. Ningún esfuerzo humano nos hará vencer el pecado.

El arma que Dios nos ha dado en contra del pecado no falla, es completamente poderosa y eficaz. ¿Qué arma es? Sí, el Espíritu Santo. Pero ¿saben realmente que significa esto? El arma que Dios nos ha dado para vencer y matar el pecado es DIOS MISMO, recuerden que Dios es Trino y el Espíritu Santo es Dios.

Dios Espíritu Santo nos capacita para vivir aplicando el evangelio cada día a nuestra vida y de esa forma hacer morir las obras de la carne. En esta ocasión consideraremos cuatro formas en las que el Espíritu nos capacita para mortificar el pecado:

a)      Trayendo convicción de pecado y arrepentimiento a nuestra vida (2Corintios 7:9b-10).

b)     Ayudándonos en nuestras oraciones (Romanos 8:26-27).

c)      Iluminando las Escrituras (que el mismo inspiró) y llevándonos a obedecerla (2Timoteo 3:16-17).

d)     Y manteniéndonos en unidad y comunión con la Iglesia (Efesios 4:3-4.) El Espíritu Santo que habita en ti es el mismo Espíritu que habita en tus hermanos en la iglesia. Por eso es importante para la mortificación del pecado la unidad con la iglesia local: para la confrontación, la consejería, el discipulado, la oración mutua, etc.

En la lucha de vida o muerte contra el pecado, podemos matar el pecado por medio del Espíritu Santo porque somos hijos de Dios.

 


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Pastor David Salgado