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No seamos como los de Babel

miércoles, noviembre 25, 2020
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Artículo | No seamos como los de Babel
Pastor Carlos Leiva
Pastor Carlos Leiva
Pastor Asociado y Director Ejecutivo de Fundación Véritas

Dios hizo al hombre a su imagen, lo que implica que nos hizo con ciertas características propias de Él. Por ejemplo: somos seres espirituales, racionales, morales y relacionales. Esto con el propósito de que pudiéramos glorificar a Dios. Además, tenía implicaciones: el hombre sería el representante de Dios sojuzgando y señoreándose sobre los animales. Además, debía multiplicarse y llenar la tierra para que fuera llena de la imagen de Dios por medio de los hombres.

Después del diluvio, al quedar solo la familia de Noé sobre la faz de la tierra, tal como lo había hecho con Adán, les da una orden: “vayan por la tierra, fructifiquen y multiplíquense sobre la tierra”.(Gen.8:17) y los bendijo: “Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.” (Gen. 9:1).

Pero las generaciones posteriores a Noé se rebelaron contra Dios, al desobedecer la orden y tratar de establecer un propósito diferente. En lugar de esparcirse y llenar la tierra se establecieron en un lugar llamado Sinar (Gén. 11:2), contradiciendo la voluntad de Dios. Ellos dijeron: “Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta los cielos, y hagámonos un nombre famoso, para que no seamos dispersados sobre la faz de toda la tierra” (Gen: 11:4). Su motivación era construir una ciudad en la cual fueran exaltados sus nombres, en lugar glorificar a Dios por medio de su obediencia y llamando la tierra.

Al final Dios confundió sus lenguas para que se dispersarán cumpliendo así su propósito. Esto nos deja una enseñanza: debemos evitar ser como los hombres en tiempo de Babel, en lugar de hacernos un nombre y de cumplir nuestra voluntad, vivamos reconociendo que el único que merece que su nombre sea exaltado es Dios y que nuestra plenitud está en hacer su voluntad tal como nos lo enseñó Jesús: “Jesús les dijo*: Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra” (Jn 4:35)

Para Jesús no había nada más importante que hacer la voluntad de Dios y llevar a cabo su obra. Debemos meditar ¿Qué tan importante es para nosotros hacer la voluntad de Dios y servirle a Él en su obra?


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Pastor Carlos Leiva