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Sirviendo a Dios en un mundo caído

lunes, marzo 15, 2021
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Artículo | Sirviendo a Dios en un mundo caído
Pastor David Salgado
Pastor David Salgado
Pastor Asociado a cargo de Ministerios de Familia

Fuimos creados para adorar y servir a Dios, pero no podemos hacerlo de forma natural por causa de la caída del ser humano. Por causa del pecado no podemos servir a Dios con amor fiel, obediencia y confianza a Él. Por el pecado no podemos representar a Dios como siervos, sino que nos convertimos en siervos y representantes de ídolos que hemos levantado en nuestra vida.

Dios como rey soberano creo Su reino, toda la creación y lo hizo bueno de gran manera. Y dentro de esa buena creación hizo a los seres humanos para que tengan una relación especial con Él: una relación de fidelidad, lealtad, amor, confianza y obediencia. Dios gobernaría sobre ellos y ellos lo adorarían y servirían representándolos en la creación. Una gran tentación se presentó ante ellos y ellos cayeron en la tentación. Dice Génesis 3:4b y 5: «Ciertamente no morirán. 5 Pues Dios sabe que el día que de él coman, se les abrirán los ojos y ustedes serán como Dios, conociendo el bien y el mal.» De esta forma, Adán y Eva dejaron de obedecer y creer la buena Palabra de Dios, cambiaron la verdad por mentira y dejaron de adorar a Dios para adorarse a ellos mismos. El resultado de eso fue el juicio de Dios. Adán fue exiliado, echado del jardín del Edén.

A partir de allí los seres humanos siguen haciendo lo malo delante de Dios, desafiando Su voluntad, haciéndose arrogantes, todo lo que la gente pensaba o imaginaba era siempre y totalmente malo. Decidió destruir la tierra con un diluvio. Y luego hacer un nuevo comienzo con Noé y su familia, pero al igual que Adán antes de él, Noé falló en representar a Dios. Él y sus hijos pecaron, los hijos de sus hijos pecaron, desobedecieron y volvieron a desafiar a Dios en Babel y Dios los dispersó.

Luego, Dios comenzó de nuevo con Abraham. Él restauraría una creación y la humanidad arruinada por el orgullo y la rebelión usando a Abraham y su familia. Así con el tiempo se formó la nación de Israel. Como nación, Israel estaba llamada a ser luz para el mundo, a representar  a Dios sirviéndolo y adorándolo. Dios hace un pacto con ellos, pero el pueblo desobedeció. Fallaron una y otra vez, desobedecieron una y otra vez, adoraron ídolos una y otra vez.

Entonces Dios levanta un rey para que represente al pueblo. Dios hace pacto con el rey de Israel. El rey davídico haría por la nación lo que la nación no ha podido ni puede hacer. El rey representa al pueblo, el rey es Israel quien representa a la nación; Pero, eso también salió mal porque de los 19 reyes davídicos de Judá, solo cinco fueron los que “no se descarriaron”. Todo fracasó Dios envió profetas para que el pueblo y los reyes volvieran a Dios para adorarle y servirle, pero ni los reyes ni el pueblo lo hicieron entonces ellos se enfrentarían al exilio.

Con esto podemos ver que por el pecado toda la humanidad ha fallado en adorar Dios y servirle representando con lealtad, fidelidad, amor, confianza y obediencia. De manera que, como dice Romanos 1:21-25, el ser humano en su estado caído:

A)    Conocen a Dios, pero no quisieron adorarlo como Dios ni darle gracias. (Romanos 1:21a)

B)    Inventa ideas necias sobre Dios y como resultado su mente está en oscuridad y confusión. (Romanos 1:21b)

C)    Afirma ser sabio, pero se convierte en necio (Romanos 1:22)

D)   En lugar de adorar al Dios inmortal y glorioso, rinde culto a ídolos que ellos mismos se hacen 

(Romanos 1:23)

E)    Cambia la verdad acerca de Dios por una mentira. Y así adora y sirve a las cosas que Dios creó, pero no al Creador mismo (Romanos 1:25)

La historia de Israel desde sus inicios no es diferente a nuestra historia. Todos nosotros nacimos siendo pecadores, todos seguimos siendo tentados y cayendo en las mismas tentaciones que nos impiden servir con lealtad, fidelidad, amor, confianza y obediencia, Pero no todo está perdido, en el momento más oscuro y bajo de la historia de Israel Dios hizo una gran promesa y la promesa se cumplió.

Dios envío a Su siervo perfecto, hijo de David, Hijo de Abraham. Dios envío a Jesucristo para que, sólo en Él y por Él, seamos capaces de servir a Dios. Solo puedes servir a Dios en un mundo caído consciente de que tu pecado hace que falles en ser fiel representante de Él y, por lo tanto, necesitas que te represente el perfecto Siervo de Dios: Jesucristo.


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Pastor David Salgado