Juan 15:11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea perfecto.
¿Cuál era el gozo de Jesús? Su absoluta sumisión y abnegación para con su Padre, el gozo de hacer lo que el Padre le había enviado hacer “… el cual por el gozo puesto delante de él soportó la cruz…” (Hebreos 12:2). Incluso, Jesus oró que nuestro gozo pudiese seguir cumpliéndose hasta que sea el mismo que el suyo.
Vivir una vida plena y rebosante no depende de la salud física, ni de las circunstancias, ni siquiera de ver como la obra de Dios avanza, sino de nuestra perfecta comprensión de Dios, y de gozar de la misma comunión y unidad con Él que gozó con el mismo Jesús.
Lo primero que estorbará este gozo es el sutil enojo causado por prestar demasiada atención a nuestras circunstancias. Jesús dijo “… las preocupaciones del mundo… ahogan la palabra, y se vuelve infructuosa” (Marcos 4:19). Antes de darnos cuenta siquiera de lo que ha sucedido, nos vemos atrapados en nuestras ansiedades. Todo lo que Dios ha hecho por nosotros es meramente el comienzo, y Él quiere que lleguemos al lugar donde seremos Sus testigos y proclamaremos quien es Jesús.
Mantén la relación correcta con Dios encontrando ahí tu gozo, y de ti “correrán ríos de agua viva” (Juan 7:38). Sé una fuente por la que Jesús pueda derramar su “agua viva”. Deja de ser hipócrita y orgulloso, consciente sólo de ti mismo, y vive “tu vida… escondida con Cristo en Dios” (Colosenses 3:3).
Aquel que tiene una correcta relación con Dios esté donde esté, vive una vida tan natural como la respiración.
Pastor Asociado a cargo de los Ministerios de Servicio | Logística y Proyectos, Servidores, Tráfico, Asistencia Médica, Producción y Nehemías