Corrupción! ¡Violencia! ¡Depravación! Son tres palabras que describen la situación de nuestro país. Ante esto, surge la pregunta: ¿Cómo podemos vivir confiados en Dios mientras proclamamos Su Palabra en medio de una sociedad anti-cristiana? El libro de Hechos de los Apóstoles responde esta pregunta.
En este libro Lucas traza el nacimiento, crecimiento y desarrollo de la iglesia aun en medio de hostilidades y persecución, pero a pesar de toda la oposición, nadie puede impedir la marcha victoriosa del evangelio de Cristo.
Lo anterior lo podemos ver claramente en el capítulo 12 de Hechos, el cual es una especie de paréntesis en la historia del ministerio de Bernabé y Pablo, Lucas lo incluye para dar un importante mensaje en los versículos 20-25.
El rey Herodes estaba persiguiendo a la iglesia, ordenó que mataran a Jacobo, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, él decidió arrestar a Pedro a quien ejecutaría después de la pascua, pero fue rescatado por un ángel del Señor. Herodes era un gobernante astuto, con mucho poder e influencia, pero también era corrupto y arrogante, al punto que quería que se le tratará como un “dios”. Dice Hechos 12:21-22: “El día señalado, Herodes, vestido con ropa real, se sentó en la tribuna y les arengaba. 22 Y la gente gritaba: ¡Voz de un dios y no de un hombre es esta!”
Aquí vemos a un hombre que se ha convertido en su propio dios (Romanos 1:25). Herodes vivía para el elogio y el placer. Vivía por el poder y la lisonja en lugar de por la fe y la verdad, pero pronto sería juzgado.
La iglesia de hoy, sigue sufriendo debido a personas como Herodes que usan su autoridad para oponerse a la verdad. Pero Dios siempre ha preservado su testimonio en el mundo. Dios no siempre castiga de inmediato a los malos gobernantes como castigó a Herodes, pero siempre vigila a su pueblo y cuida de que no sufran y mueran en vano.
Estamos en un país violento, anti-cristiano, en donde se promueven agendas que quieren poner al hombre y sus caprichos pecaminosos en el centro y sacar a Dios de la escena. Un país en el que se busca legislar en contra del diseño de Dios, en contra de la familia, en contra del matrimonio, en contra de la Iglesia, en contra de la Palabra, en contra de Cristo.
Por eso debes de tener cuidado de quien te asombra, cuidado a quien atribuyes “voz de dios”. Ya sea al Estado, algún político, autor, sistema, libro, predicadores, etc. ¡Cuidado con levantarte ídolos! porque Dios no ignora todo esto, porque Él es celoso y justo como lo vemos en Hechos 12:23: “Al instante un ángel del Señor lo hirió, por no haber dado la gloria a Dios; y murió comido de gusanos.” Herodes murió en el año 44 d.C. Un perseguidor de la iglesia sufrió una muerte vergonzosa relativamente poco tiempo después de haber dado muerte a Jacobo y de haber encarcelado a Pedro.
Contrario a aquellos que buscaban seguridad y alivio en el rey Herodes, un rey fue castigado por Dios con la muerte. Nuestra confianza, paz y seguridad en Dios la tenemos por medio de la Palabra de Dios, el Evangelio y lo que éste nos dice del verdadero Rey y Señor Jesucristo.
El rey perseguidor de la iglesia murió y así todos los reinos que se han opuesto a Jesucristo y Su Palabra han expirado, pero la Palabra de Dios no se detiene. Después de la muerte de Herodes, el emperador romano nombró un gobernador sobre la tierra de los judíos. De nuevo los cristianos disfrutaron la ausencia de persecución. Como resultado de ello, la iglesia continuó creciendo numéricamente.
Por eso dice Hechos 12:24: “Pero la palabra de Dios crecía y era multiplicada.” Este es otro de los sumarios de Lucas, o informes de progreso, que Lucas escribe en Hechos para hacer ver el avance del evangelio… el cual aun en medio de la hostilidad y persecución no puede ser detenido. Una evidencia de esto es que al finalizar el capítulo 12 leemos: “Y Bernabé y Saulo regresaron de Jerusalén después de haber cumplido su misión, llevando consigo a Juan, llamado también Marcos.” (Hechos 12:25)
Ante la oposición aun en medio de la violencia y corrupción la Palabra de Dios no se detiene, proclama el evangelio.n medio de la sociedad anti-cristiana en la que vivimos proclamemos el evangelio conscientes que los reinos humanos expiran pero la palabra del Señor crece y se multiplica.