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Disfrutando de la navidad con la mirada en Cristo y su evangelio

lunes, diciembre 21, 2020
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Artículo | Disfrutando de la navidad con la mirada en Cristo y su evangelio
Pastor David Salgado
Pastor David Salgado
Pastor Asociado a cargo de Ministerios de Familia

No poder ver bien afecta toda nuestra vida, incluso la forma en que adoramos a Dios. Solo cuando Cristo interviene en nuestra vida somos capaces de ver bien. Un claro ejemplo de ello lo encontramos en Marcos 8:22-26 que narra la ocasión en la que a Jesús le llevan a un ciego para que lo tocará y fuera sano. Jesús, llevándolo fuera del pueblo, escupió en los ojos del ciego, lo tocó y le preguntó si veía algo. El hombre le respondió que veía a la gente como árboles que caminan. Entonces Jesús volvió a poner sus manos en los ojos del ciego y vio de lejos claramente a todos.

Esta historia del ciego que fue sanado por Jesús, a simple vista, no encaja en la narrativa que trae todo el capítulo 8 de Marcos. Pero, al ver bien nos damos cuenta que está allí para ilustrar lo que viene a continuación en Marcos 8:27-33. En donde, al revés de lo que sucedió con el ciego, habla de alguien que primero ve bien y que luego (por poner su vista en cosas equivocadas) es incapaz de ver. De este pasaje, Marcos 8:27-33, podemos aprender que podemos disfrutar la navidad sin poner nuestra mirada en el mundo, sino poniendo nuestra mirada en Cristo y Su evangelio.

En Marcos 8:27-30 nos damos cuenta como los apóstoles, representados por Pedro, comenzaron viendo bien. Las personas, después de presenciar sus milagros y escuchar sus enseñanzas, no podían responder quién era Jesús… Pero los apóstoles sí. Pedro respondió con seguridad: “¡Tú eres el Cristo!”

Ellos, a diferencia de las demás personas, sí pudieron ver bien quién era Jesús. Una vez ellos lograron ver quién era, estaban listos para la siguiente enseñanza de Jesús. Leamos Marcos 8:31-32: “Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y después de tres días resucitar. 32 Y les decía estas palabras claramente.”

Aquí vemos como Jesús les enseñó por primera vez acerca de su muerte y resurrección ¿Qué pasó cuando Jesús les enseñó el evangelio? ¿Qué pasó cuando Jesús les comenzó a enseñar que era necesario que Él muriera para luego resucitar? ELLOS DEJARON DE VER BIEN a pesar de que Jesús les enseñó esto claramente. Dice Marcos 8:32b-33: “Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprender a Jesús. 33 Pero Él volviéndose y mirando a Sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo: «¡Quítate de delante de Mí, Satanás!, porque no tienes la mira en las cosas de Dios, sino las de los hombres».”

Aunque Pedro al principio había visto bien quién era Jesús, ahora, por su cosmovisión terrenal, no podía ver bien. Fue incapaz de ver que Jesús como el Cristo, tenía una misión que cumplir de parte de Dios: morir y resucitar para la salvación de Su pueblo. Jesús identifica a Pedro con Satanás, porque con esa manera de pensar Pedro estaba mostrando que tenía un pensamiento mundano. Y el sistema del mundo es dirigido por Satanás.  

Hermanos, Satanás hará todo lo posible para tentarnos de manera que pongamos nuestra mirada en el mundo… porque sabe que si nuestra mirada está puesta en las cosas del mundo seremos incapaces de ver a Cristo y su misión. Perderemos la conciencia de quién es Jesús y Su evangelio. En estas fechas muchos cristianos son seducidos por la cosmovisión materialista y consumista del mundo: dinero, en los regalos, experiencias, diversión, amigos, etc. Con todo esto el mundo quiere sacar a Cristo de la Navidad.  

Por ejemplo, muchos en navidad ven solo “al niño Jesús”. A todos nos gustan los bebés, nos hacen sonreír, los vemos con ternura, etc. Incluso en anuncios en radio y TV he escuchado la frase: “deja que el niño Jesús nazca en tu corazón”. El problema de eso es que Jesús no es un bebé. En navidad, más que un nacimiento, celebramos la encarnación de Dios Hijo. De Dios que se hizo hombre para hacer lo que los hombres no podemos hacer: salvarnos a nosotros mismos de nuestros pecados para tener comunión con Dios.

Pero, cuando sutilmente el mundo busca que te enfoques en el “bebé Jesús”, quiere que pongas tu mirada en lo que los demás ponen su mirada: en una visión distorsionada de Jesús… en un Jesús sin cruz, en un Jesús sin corona.

Hermanos, Jesús no es un bebé. Él creció y como el único hombre santo y perfecto fue a la cruz muriendo en nuestro lugar, pagando el precio que nosotros debíamos pagar para perdón de nuestros pecados. Jesucristo resucitó para darnos vida eterna con Él y en Él. Luego ascendió al cielo donde fue exaltado y está sentado en Su trono reinando.  

Jesús no es un bebé, Él pasó del pesebre a la cruz y de la cruz a la corona. Está reinando en gloria y esperamos que vuelva desde el cielo a juzgar a vivos y muertos.

 

 


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Pastor David Salgado