¿Pondrías tu vida por Jesús?

Juan 15:13 Nadie tiene un amor mayor que este: que uno dé su vida por sus amigos.

Jesús no nos pide que muramos por Él, pero sí que pongamos nuestra vida por Él. Jesús en este versículo relata cómo puedes echar mano del verdadero amor, y es dar nuestra vida, nuestra propia voluntad, por aquello que amamos en este mundo. Esta actitud de desinterés por nosotros mismos y obediencia, es reconocida por el Espíritu, ya que la mente del Espíritu es vida y paz.

Durante los treinta y tres años de su encarnación, Jesús puso Su vida para hacer la voluntad de Su padre (1 Juan 3:16). Obviamente esto es contrario en nuestras vidas, por esa naturaleza humana pecaminosa que mora en nosotros.

Si somos de Jesús, debemos deliberada y cuidadosamente poner nuestra vida por Él. Eso algo difícil de hacer y demos gracias a Dios que así sea. Ahora bien, la salvación para nosotros es cosa fácil, porque le costó tanto a Dios, pero la manifestación visible de esta salvación en nuestra vida es mucho más difícil. Dios nos salva, nos llena con el Espíritu Santo, y luego nos dice: “hoy tú lleva esto a la práctica en tu vida, sé fiel, aunque la naturaleza de todo lo que te rodea te induzca a serme infiel”.

Él entregó Su vida por nosotros, pero ahora nos pide que le obedezcamos. Hoy Jesús es nuestro amigo porque murió por nosotros. No nos pide que muramos. Él ya hizo eso, nos pide obedecer Sus mandamientos. Por lo tanto, nunca nos desviemos de contemplar de manera diaria la cruz como la demostración irrefutable de amor.

Por eso es hermoso escuchar del mismo Jesús estas palabras: “…os he llamado amigos…”. Eso sí, si hacemos lo que Él ya nos mandó a hacer.