Belsasar, rey de Babilonia, hizo una gran fiesta junto a miles de sus nobles. El bebió vino el cual este se le subió a su cabeza y dio una orden que traería graves consecuencias para él y su reino como vemos en (Daniel 5:2): “Mientras saboreaba el vino, Belsasar ordenó traer los vasos de oro y plata que Nabucodonosor su padre había sacado del templo que estaba en Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas.” Belsasar quiere demostrar a sus nobles que el Dios de Israel es insignificante y sin valor, por eso a cada uno le da uno de esos vasos sagrados para que beban, así en esa fiesta pisotearán el honor del Dios de Israel levantando los vasos sagrados de Su templo para beber por los dioses babilónicos. ¿Cómo resultará este desafío? ¿Responderá Dios?
“De pronto aparecieron los dedos de una mano humana y comenzaron a escribir frente al candelabro sobre lo encalado de la pared del palacio del rey, y el rey vio el dorso de la mano que escribía. 6 Entonces el rostro del rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, las coyunturas de sus caderas se le relajaron y sus rodillas comenzaron a chocar una contra otra.” (Daniel 5:5-6) El rey está profundamente afectado y humillado, conmocionado emocional y físicamente. Mando a llamar a sus sabios en (Daniel 5:7-8), pero ninguno de ellos pudo leer lo escrito en la pared e interpretarlo “Y el rey Belsasar se turbó en gran manera, su rostro palideció aún más; también sus nobles quedaron perplejos.” (Daniel 5:9)
Luego Daniel fue llamado (Daniel 5:10–16) porque solo él podría solucionar este problema. Daniel confronta al rey Belsasar y lo acusa porque al pecado del orgullo le había añadido el del sacrilegio. Al sacrilegio había añadido el pecado de la idolatría . Por todas esas acciones llenas de orgullo y soberbia Dios envió de Su presencia la mano que escribió el juicio de Dios en la pared (Daniel 5:17–24). Después de esta acusación contra el rey, Daniel procede al juicio de Dios sobre el rey y no solo sobre el rey sino sobre el reino de Babilonia.
Dice Daniel 5:25-28: Y esta es la inscripción que fue trazada: Mene, Mene, Tekel, Ufarsin. 26 Esta es la interpretación del escrito:“Mene: Dios ha contado tu reino y le ha puesto fin. Tekel: has sido pesado en la balanza y hallado. Peres: tu reino ha sido dividido y entregado a los medos y persas”. Esa misma noches Belsasar fue asesinado en (Daniel 5:30). El rey que desafío a Dios fue juzgado y hallado culpable. El rey que quiso poner por encima de Dios a sus ídolos cayó y con el todo el reino de Babilonia.
A lo largo de la historia Dios ha juzgado y destruido los reinos malvados que lo desafían. En el cumplimiento del tiempo Jesucristo vino a establecer Su reino eterno, por medio de Su muerte y resurrección venció al pecado y a la muerte para darnos salvación y hacer parte de Su reino a todo aquel que en Él crea. Subió al cielo y allí está reinando “hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.” (1Corintios 15:25). Entonces volverá Jesucristo, rey justo, juzgará y destruirá todos los reinos malvados y a los que pertenezcan a ellos en se segunda venida. Ese día se escuchará la gran voz de un ángel proclamando: “¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Por eso, en un solo día, vendrán sus plagas: muerte, duelo y hambre, y será quemada con fuego; porque el Señor Dios que la juzga es poderoso.” (Apocalipsis 18:2 y 8)
Frente a aquellos en el mundo que creyéndose poderosos, desafían a Dios con sus palabras y acciones recordemos que nuestro Dios soberano es justo y Él tiene el control de la historia mundial de principio a fin, Él puede derribar al rey más malvado y puede destruir el imperio maligno más poderoso y un día juzgará y destruirá todos los reinos humanos y los reemplazará con su reino perfecto.
Este año vivamos reconociendo que nuestro Dios soberano es justo y con la certeza de que Él juzgará todo reino que lo desafíe.