En mi caminar como cristiano he sido testigo de cómo muchos hermanos en la fe utilizan porciones de versículos bíblicos fuera de contexto para declarar prosperidad, salud, y protección. Frases que en su imaginación creen que son “milagrosas” para sí mismos al orar y declararlas gritando. En otros casos algunos orando y declarando las mismas cosas, imponiendo sus manos sobre otros para que estos reciban ese “milagro” por lo que tanto se está declarando.
Algunos de estos versículos son: “todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, “pide y se te dará”, entre otros. Algunas de las frases utilizadas fuera de toda sana interpretación bíblica son estas dos: “la sangre de Cristo tiene poder” y “me cubro con la sangre de Cristo”. Acá la “sangre” es usada para “reprender demonios, alejar la mala suerte, la muerte, preocupaciones, y que no lleguen las enfermedades”, etc.
Tal creencia sobre la sangre del Señor está totalmente alejada de la verdad bíblica, pues su sangre no es un “amuleto”. Dice 1 Juan 1:7 “…y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”. Romanos 5:9 “Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira”. La justificación o justificar significa: declarar justo, soy culpable he pecado; pero la muerte de Jesús paga todos mis pecados y su sangre me limpia de mis pecados, así que me presenta justo ante Dios.
Entonces ¿Qué significa que la justificación esté basada en la sangre de Cristo? Significa que está basada en el hecho de que un rescate ha sido pagado; está basada en la satisfacción de la justicia. Es decir que cuando Dios “justifica” a una persona, Él no está mirando a la persona en sí, sino que está mirando a la sangre de Cristo el cordero de Dios. ¡Somos justificados por su sangre! Dios no justifica al hombre porque tiene algo bueno, o porque logró seducirlo con sus actos y obras. De manera personal no es porque “yo” sea santo o realice cosas buenas para Dios y los demás que Él me justifica o me declara justo.
Romanos 4:5 dice que Dios “justifica al impío”, esto es maravilloso, espectacular ¿Usted se siente indigno de ser justificado? ¡Así es, somos indignos! Todo lo que somos clama por nuestra condenación. Aparte de la sangre y la justicia de Cristo, no teníamos esperanza; pero por su gracia y misericordia fuimos escogidos, rociados por su sangre y lavados de nuestro pecado y ahora somos perdonados y justos ante sus ojos, esto solo fue por la obra única del derramamiento de la sangre de Jesucristo en la Cruz. ¡Alabado sea su nombre por siempre! Hermanos, Su sangre no es un amuleto.
Pastor Asociado a cargo del Departamento de Comunicaciones