Que felices somos cuando las cosas o las circunstancias se dan a favor de nosotros o cuando conseguimos lo que tanto hemos deseado y orado; pero, nos ponemos así de felices, ¿cuándo estas cosas le pasan a otros?
Creo que a simple vista es fácil cuando pensamos en compartir el gozo de otra persona, pero que pase de un pensamiento a la realidad, eso es lo difícil. Todo tiene una raíz el orgullo, egoísmo en el corazón pecador del hombre.
Debemos de recordar que unas de las características que nos distinguen como cristianos y nos hace diferentes es que usted y yo nos alegremos, nos gocemos con los triunfos, bendiciones y buenas circunstancias que les pasa a los demás, más cuando son hermanos nuestros en la fe. La palabra de Dios nos manda en Romanos 12:15 “Gozaos con los que se gozan”, este mandato lo dice el Señor que debemos de hacerlo sin importar cual sea nuestra situación, y mucho más si en la bendición de mi hermano estuve involucrado; simplemente debo de gozarme porque mi hermano tiene gozo. Ahora ¿parece más ilógico verdad? bueno, del mismo modo fue con Dios Padre que dio a Su único hijo para que usted y yo tuviéramos gozo eterno.
El sacrificio de la cruz fue eso, dar lo más precioso por lo más inmundo, para que lo inmundo llegara ser precioso por la causa del único que es lo más grande Jesucristo, esto lo confirma el evangelio de Lucas 10: 7 “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente…” el gozo no es en sí por el pecador arrepentido, sino por aquel que iba a dar su vida por ese pecador, es por eso que hay gozo en el cielo, por la verdad del evangelio.
Pastor Asociado a cargo del Departamento de Comunicaciones