Proverbios 4:23 Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida.
Tal vez usted ha escuchado alguna vez que debemos seguir nuestro corazón, que no hay nada de malo en buscar lo que el corazón nos indica, que amemos a la persona de la que el corazón se enamoró, que la diligencia en seguir lo que nuestro corazón dicta, trae éxito.
Este tipo de consejos se escuchan muy atractivos y tomarlos parece muy tentador, sin embargo, la palabra de Dios nos enseña algo totalmente distinto a lo que el mundo nos dice. La Biblia nos recuerda en Jeremías 17: 9 Más engañoso que todo, es el corazón, y sin remedio; ¿quién lo comprenderá?, seguir a un corazón que nos engaña todo el tiempo, no parece ser sabio ni prudente, tampoco seguir todo deseo que nuestro corazón dicta cada día, parece ser que terminaríamos totalmente perdidos, en frustración y dificultades.
¿Qué podemos hacer entonces? ¿A quién debemos seguir? la única forma para poder tener una dirección correcta en nuestra vida, que no nos lleve a dolor, es seguir a Cristo obedeciendo a su palabra. Debemos pedir a Dios que limpie nuestro corazón y que siempre busque Su gloria y no la nuestra gloria. Roguemos a Dios como nos enseña el Salmo 51:10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.
Por eso el consejo en Proverbios 4:23 es de gran importancia para nuestra vida, debemos guardarlo sobre toda cosa, porque lo que deseemos en lo más profundo de nuestro corazón saldrá a relucir siempre, y por eso si deseamos agradar a Dios quedará en evidencia en nuestra vida y seremos guiados a un camino de salvación.
Ahora bien debe quedar claro que nosotros mismos no podemos limpiar nuestro corazón de maldad, por eso el Salmo 51 David pide a Dios que lo haga, dependemos exclusivamente de la obra de Dios por medio de Jesucristo para limpiarnos de toda maldad, para que nuestro corazón sea regenerado y transformado de tal manera que pueda desear a Dios.
Pastor Asociado a cargo del Ministerio de Alabanza