En Génesis 14 vemos la historia de una guerra. Esta es la primera guerra que vemos en la Biblia. Lo interesante es que esta historia no estaría en nuestras biblias si no es porque Abram fue parte de ella. En Génesis 14:1-16 vemos a cinco reyes que se rebelan contra otros cuatro reyes porque estaban hartos de estarles pagando tributo por doce años y decidieron que el año trece no pagarían tributo. Al darse cuenta de esta rebelión, los cuatro reyes liderados por el rey de Elam llamado Quedorlaomer salieron para arreglar esta situación. Con un ejército poderoso, el ejército de cuatro reinos. En el camino iban derrotando cuanta nación se les pusiera enfrente (seis naciones en total en seis batallas diferentes).
Y entonces llegó el momento de la batalla (Génesis 14:8-12), la confederación de los cinco reinos que ya no querían pagar tributos (Sodoma, Gomorra, Adma, Zeboim y Bela) se prepararon para la batalla y perdieron. Luego de esto “…los invasores victoriosos saquearon Sodoma y Gomorra y emprendieron el regreso a su tierra con el botín de guerra y los alimentos. 12 También capturaron a Lot —el sobrino de Abram que vivía en Sodoma— y se llevaron todas sus pertenencias.” (Génesis 14:11-12 NTV)
Y aquí comenzamos a ver las desastrosas consecuencias de la decisión de Lot (Génesis 1310 y 11), quien por escoger lo mejor de Dios y lo mejor del mundo terminó viviendo en el mundo: ya no solo sus tiendas estaban hasta Sodoma, sino que llegó a vivir dentro de la ciudad de Sodoma. Y fue capturado.
Con esto aprendemos que podemos escoger los hechos, pero no podemos escoger sus consecuencias. Lot escogió simbólicamente mudarse lejos del pacto de Dios al separarse de Abram, él pensó que era mejor vivir en Sodoma que esperar la bendición en Dios; y eso lo llevó a ser capturado junto con todas esas posesiones que tenía en Sodoma. Debemos estar en guardia contra la tentación de poner la esperanza de nuestra bendición en el mundo, porque si lo hacemos es posible que perdamos todo.
¿Qué pasó después? Uno de los hombres de Lot escapó y le contó todo a Abram. Y Génesis 14:14-16 nos cuenta que cuando Abram se enteró de que su sobrino Lot había sido capturado, movilizó a los trescientos dieciocho hombres adiestrados que habían nacido en su casa. Entonces persiguió al ejército de Quedorlaomer hasta que lo alcanzó… Allí dividió a sus hombres en grupos y atacó durante la noche. El ejército de Quedorlaomer huyó, pero Abram lo persiguió hasta que recuperó todos los bienes que habían sido tomados, y trajo de regreso a su sobrino Lot junto con sus pertenencias, las mujeres y los demás cautivos.
Al conocer esta historia vemos claramente que Dios estaba del lado de Abram. La alianza de los cuatro reinos dirigidos por el rey de Elam había derrotado fácilmente en el camino a la batalla a seis naciones en seis batallas diferentes, luego derrotó a una confederación de cinco reinos… Pero no pudo con Abram, el cual, con un ejército relativamente pequeño, lo venció.
Esto tuvo que impresionar a los primeros lectores de Génesis, el cual fue escrito a los israelitas que habían salido de Egipto y que estaban por entrar a la tierra prometida. Así como Dios estuvo con Abraham, ellos no debían dudar que Dios cumpliría Su promesa a ellos, los descendientes de Abraham… y que por lo tanto debían seguir su ejemplo de confianza y lealtad, porque la promesa de victoria es digna de confianza a los que sirven con amor a Dios.
Así, en Cristo, nosotros somos descendientes de Abraham, el pueblo de Dios y por lo tanto, aunque el mundo nos seduzca constantemente y de diferentes formas, debemos escoger ser leales a Dios y confiar que nuestra bendición viene solo de Él.