Jesús es nuestro canto, porque Él es nuestra complacencia

Salmo 40:3 Puso en mi boca un cántico nuevo, un canto de alabanza a nuestro Dios; muchos verán esto, y temerán, y confiarán en el Señor.

Este salmo nos enseña que Dios pone un canto nuevo en nosotros, es decir que no es algo que nosotros decidimos hacer, ni tampoco algo que hemos ganado. El salmista no está diciendo que él ha aprendido un nuevo canto o ha elaborado un nuevo canto tan excelente que lleva a otros a temer a Dios, esto estaría centrando al salmista a sí mismo y en todas habilidades musicales.

Debemos considerar que ningún ser humano sin Dios es capaz de adorarlo por iniciativa propia, y no puede establecer las formas de esta adoración, así que cuando leemos que este canto nuevo es "un canto de alabanza a nuestro Dios", nos está afirmando que es Dios quien entrega este testimonio luego de haber regenerado nuestros corazones, de manera que este canto solo busca su gloria y nunca la de los hombres.

Podemos afirmar que Jesús es nuestro cántico nuevo, y esto nos da la seguridad que en medio de las diferentes pruebas y dificultades a las que nos enfrentamos, nuestro corazón siempre encuentra paz y gozo en Jesús, debido a que nuestra complacencia está en Él y no en las cosas de este mundo.