El próximo viernes en muchos lugares del mundo se “celebra” el Black Friday. Es sumamente irónico que esto se haya vuelto una celebración justamente unas horas después de que en muchos lugares se celebra el día de Acción de Gracias. Reflexionemos en esto: un día antes agradeciendo a Dios por sus bendiciones… el otro buscando con ansias las cosas que no tenemos.
Muchas veces ignoramos vivir con contentamiento, ignoramos que realmente vivimos mejor que muchas personas ¿Por qué mencionar esto? Porque esto significa que tenemos una gran oportunidad de arrepentirnos y ayudar a nuestra ciudad por medio de ser generosos y predicar el evangelio.
La Biblia combate el materialismo con la verdad de Cristo. En 1 Timoteo capítulo 6, el apóstol Pablo, frente a las falsas enseñanzas de los falsos maestros, da una advertencia del mal y los peligros que trae el amor al dinero y da instrucciones para glorificar a Dios con las riquezas.
Esto es relevante para nosotros hoy, para que en medio de una cultura materialista examinemos nuestro propio corazón y ofrendemos nuestra vida para servir a Cristo. Y esto lo podemos poner en práctica haciendo dos cosas: observando nuestro propio corazón y ofrendando nuestra vida para servir a Dios.
En 1Timoteo 6:3-10 aprendemos, entre otras cosas, que no debemos pensar que la vida cristiana consiste en ganar mucho dinero como una medida de prosperidad o ser bienaventurado y bendecido por Dios. También que el problema no es el dinero, sino el amor al dinero, amor por su poder adquisitivo, por el poder que da de obtener lo que se codicia.
Amar el dinero es desear tanto el dinero que hacemos de su tenencia nuestro contentamiento, dejando a un lado el contentamiento con Dios. Es desear tanto el dinero que perdemos nuestra satisfacción en Dios. El amor al dinero es engañoso, peligroso y condenatorio (1Timoteo 6:9). Las necias codicias que nacen de un corazón que ama el dinero tienen un solo final: la destrucción y perdición del alma.
Como hijos de Dios anhelemos vivir contentos en Dios (1Timoteo 6:6-8). Cuando Dios es la fuente de ganancia y riqueza en la mente y corazón del cristiano, todo lo material pasa a un segundo plano y puede ser usado generosamente para el reino de Dios ¿Cómo se logra esto? Estando satisfecho en Dios, viendo a Cristo como nuestro todo-suficiente.
Pero ¿cómo podemos vivir así de satisfechos en Dios? Recordando continuamente el viernes negro, el más oscuro viernes de toda la historia: el día en que Cristo fue crucificado. Por lo ocurrido en ese día recibimos lo más valioso e imposible para nosotros adquirir: nuestra salvación por medio de su muerte.
Por el evangelio podemos vivir satisfechos en Dios y ser generosos por la gran generosidad mostrada por Cristo, por la gran ofrenda que Él dio en ese viernes negro para que seamos hijos de Dios. Como escribió Pablo en 2 Corintios 8:9, Jesús se humilló para nuestra salvación, Él se dio para que nosotros recibiéramos la riqueza de gloria en nosotros, su propia vida habitando en nosotros. Una vida de contentamiento en Dios es una vida agradecida, es una vida generosa.
Hermanos, el uso dinero en la Biblia es una medida y testimonio tangible de nuestra fe. El dinero no da seguridad, no salva a nadie, por tanto, no debería definir a nadie. Por eso hermanos, recuerden que en medio de una cultura materialista examinemos nuestro propio corazón y ofrendemos nuestra vida para servir a Cristo.