¿Alguna vez usted se ha puesto a pensar cuanta gracia tuvo Dios por usted? ¿El haber gozado y experimentado de su gracia ha sido algo apasionante? Si me pongo a pensar en todo lo que Dios intervino y lo continúa haciendo en mi vida para conocerle, amarlo y glorificarle, no solo quedo impresionado por esa gracia sobre mi vida y todos aquellos que somos su hijos, sino que me lleva vivir de manera integra delante de Él. Es impresionante pensar en eso, que el Dios soberano creador de todo, supremo, decidió tener misericordia conmigo y con usted. Derramo de su gracia en usted y en mí, en sus escogidos. Perdonó mis pecados, pues nací en rebelión contra Dios y no deseaba nada de Él, odiábamos a Dios, pero por Su gracia nos lavó de nuestros pecados y nos dio de Su Espíritu Santo. Nos ha dado el entendimiento de Su palabra, y nos ha capacitado por medio de Su Espíritu Santo para negarnos a nosotros mismo frente al pecado.
Pero también hay algo por el cual vivo agradecido, es queque, al perdonarme todas mis transgresiones, y darme de Su palabra me dio una nueva familia la Iglesia Su cuerpo que me da abundante comunión con mis hermanos, con otros santos que Él escogió para animarnos, confrontarnos, amarnos y llevarnos a Cristo siempre, y adorarle juntos en una iglesia local.
Por Su gracia y misericordia a usted y a mi nos dio una esposa o esposo que no merecemos y vemos su obra en nuestros cónyuges para ser conformados a Su imagen cada día. Junto con nuestros cónyuges nos dio hijos que nuestra responsabilidad nuestra responsabilidad principal es llevarlos, predicarles y modelarles el evangelio todos los días de nuestra vida. Junto con todo esto Dios ha dejado que los problemas, crisis, enfermedades y sufrimientos vengan a nuestras vidas, de eso debemos estar agradecidos ya que también todo esto nos lleva siempre a ver la obra de Dios en cada uno de nosotros, y así participar de los padecimientos del Señor como la iglesia que somos. Al igual que a mí, Dios nos ha llenado de su gracia para darnos una sola identidad en su amor nos ha llamado hijos, somos sus hijos, por lo tanto, puedo vivir todos los días de mi vida fascinado de mi gran Dios Santo. ¿Puede usted decir lo mismo? 1 Juan 3:1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
Pastor Asociado a cargo del Departamento de Comunicaciones