Juan 6:35 Jesús les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed.
Cada día nos enfrentamos a nuestro pecado y aquel que ha nacido de nuevo no quiere pecar contra Dios. Sin embargo, nos encontramos en este cuerpo de carne aun y nuestra carne muchas veces termina ganando la partida, más cuando confiamos en nuestra determinación.
Esta poción de Juan nos enseña que debemos beber de Cristo y del evangelio, mientas más lo hagamos, cada vez habrá menos apetito por las cosas de este mundo. Si lo pensamos bien, nos daremos cuenta que la razón por la cual cedemos ante nuestro pecado es porque nuestra mente y corazón se han ido llenando de cualquier cosa que el mundo ofrece, nuestra fe está desnutrida en esa área en la cual hemos cedido al pecado (finanzas, salud, trabajo, sentimental, familiar etc.). De manera que la forma diaria de enfrentar nuestras luchas es beber del evangelio que nos centra en Cristo, y nos muestra como Dios es realmente suficiente.
Pastor Asociado a cargo del Ministerio de Alabanza