A medida que nos acercamos al final de otro año, es un momento oportuno para reflexionar sobre las muchas bendiciones que Dios ha derramado sobre nosotros como individuos y como congregación. En este espíritu de gratitud y próximos a celebrar nuestros servicios de Acción de Gracias, quiero reflexionar con cada uno de ustedes, acerca de 4 razones por las cuales es importante dar gracias a nuestro Dios:
En primer lugar, debemos considerar la magnitud de las bendiciones que, como manantial inagotable, fluyen de las manos de nuestro Señor Jesús. Toda dádiva, desde el aliento de vida hasta la salvación eterna, es un regalo inmerecido de Su gracia. Entonces ¿Cómo podríamos contener nuestros corazones de estallar en acciones de gracias? Cada latido, cada respiro, cada momento de existencia, es un testimonio de Su amor y paciencia infinitos.
En segundo lugar, porque la gratitud nos une más íntimamente a Dios. Al reconocer que todo lo bueno proviene de Él, nuestros corazones se inflaman en amor y adoración. La gratitud es el lenguaje del amor hacia nuestro Padre celestial, un amor que se nutre y crece en la medida en que reconocemos Su generosidad y bondad.
En tercer lugar, la acción de gracias es un bálsamo para el alma que sufre y un escudo contra la amargura y el descontento. En tiempos de aflicción, la gratitud nos recuerda la fidelidad pasada de Dios y nos asegura de Su presencia y cuidado continuo en Cristo Jesús. Es un antídoto divino contra la desesperanza, pues al mirar las bendiciones, nuestro espíritu se alza sobre las olas tempestuosas de la vida.
Finalmente, dar gracias a Dios es un testimonio poderoso ante el mundo. Revela un corazón transformado, una vida tocada por la gracia divina. Es un reflejo de la luz celestial que brilla a través de nosotros por medio de su Santo Espíritu, señalando a otros hacia la fuente de toda bondad y amor.
Por lo tanto, amados hermanos, en la gratitud encontramos un camino de comunión más profunda con nuestro Señor Jesucristo, un antídoto contra la tristeza del alma y un poderoso testimonio de la gracia divina. En cada acción de gracias, resuena el eco de la gloria de Dios, invitándonos a un encuentro de amor y adoración.
Pastor General y Fundador de Iglesia Gracia Sobre Gracia; Fundador y Presidente de Fundación Véritas. Inició su vida ministerial en 2000 como pastor de Jóvenes, teniendo en la actualidad 19 años de ministerio pastoral. Está casado desde hace 20 años con Geraldina de Domínguez y es padre de 3 hijos.