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Una pequeña historia de frustración y gozo

viernes, noviembre 13, 2020
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Artículo | Una pequeña historia de frustración y gozo
Pastor Héctor Rico
Pastor Héctor Rico
Pastor Asociado

Hace unos años una persona se me acercó para contarme cuan dichosa era su vida en el área financiera por el buen uso que le daba a su dinero, pues vivía de manera que no le faltaba nada a él ni a su familia. Durante toda la conversación me dijo una frase que me llamó mucho la atención: “yo a los 45 años ya estoy viviendo y disfrutando de las ganancias de mis empresas”. Al finalizar y camino a mi casa, vino a mi mente este pensamiento: “SI YO pudiera tener tanto dinero como él”. “SI YO tuviera también una empresa”, “SI YO hubiera heredado…”, “SI YO hubiera aprovechado.”, SI YO, SI YO, SI YO…”. 

 Yo estaba por alcanzarlo en edad y a mis 43 años no vivía “disfrutando” de ninguna ganancia de alguna empresa, al contrario, tenía muchas aflicciones.

 Hermanos, esa declaración que me dijo esta persona puede destruir a cualquier hombre que haya puesto su corazón en querer disfrutar esta vida teniendo como su meta principal “vivir cómodamente”, “tener dinero”, “gozar del placer de comer, beber, y vivir en la casa de sus sueños”.

 No deseo que usted mal interprete estas palabras, no estoy diciendo que no podamos gozar del fruto de nuestro trabajo y esfuerzo; sino que el problema es cuando tenemos como meta querer alcanzar todo esto, y el afán y la ansiedad se vuelven parte de nuestra vida junto con la frustración y la queja. El problema es creer que tener todas estas cosas nos llenarán y nos harán sentir satisfechos y felices.

 Como ser humano y pecador que soy experimenté todo eso por unas horas, hasta que mi Señor intervino con el siguiente texto: “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra” Salmo 73:25. ¡Así es Dios es suficiente! no era fácil pues venia de estar en el mar de la conmiseración y de la queja “SI YO…”.

 Una vez más Dios me estaba recordando que nada ni nadie podrá llenar mi corazón más que solo Él. No hay nada de malo en tener una casa bonita, un buen trabajo, vivir y disfrutar de los frutos de una empresa, como lo mencioné. Dios es capaz de bendecirnos de esa manera si así fuese su voluntad, pero ninguna de ellas puede satisfacer de manera real al hombre, solo en Cristo podemos estar y vivir satisfechos y agradecidos en Él y con lo que Él nos ha dado. Que palabras más grandes “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?” ¿Se da cuenta? El salmista dice que tiene a alguien mucho mejor y más grande en los cielos que lo que pueda desear y tener en la tierra.

 Si al recordar lo que fui y lo que merecía era todo el furor y peso de su ira junto con la condenación eterna, pero que su justicia fuera satisfecha cuando su Hijo se puso en mi lugar pagando mi pecado, el justo por el injusto, y que gracias a su muerte y resurrección le conozco y he experimentado el gozo de la salvación porque me dio la fe para creer en Él y estar seguro que el día que muera en el mismo segundo que deje de respirar le veré; entonces ni todo el dinero, ni placer, ni herencias, ni empresas pudieran haberme dado la mayor satisfacción y gozo que el haber conocido a mi Señor Jesucristo.


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Pastor Héctor Rico

Pastor Asociado a cargo del Departamento de Comunicaciones