1. Vivimos Soli Deo Gloria conociendo a Dios
No puedes vivir para la gloria de Dios sin ser un buscador de Él, no puedes ser un buscador de Él sin conocerle. Es por esto que el apóstol Pedro termina su segunda carta con estas palabras: “Por tanto, amados, sabiendo esto de antemano, estén en guardia, no sea que arrastrados por el error de hombres libertinos, caigan de su firmeza. 18 Antes bien, crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A Él sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.” (2Pedro 3:17-18)
¿Qué conocimiento estás buscando en tu vida: el de la cultura o el de Dios por medio de Su Palabra? ¿De qué estás llenando tu mente: de Dios o del mundo? ¿Qué es lo que más recuerdas en tu día a día: la Palabra de Dios o cualquier otro tipo de conocimiento? ¿Qué tipo de conocimiento está marcando tu cosmovisión?
Si el principio de nuestra sabiduría y conocimiento está centrado en temer a Dios a medida que lo vayamos conociendo más, ese conocimiento de Dios por medio de Su Palabra filtrará y guiará todo lo demás que aprendamos de manera que podamos agradar a Dios con nuestra vida.
Llegar a la fe en Cristo no significa cerrar la mente, sino que significa que con una cosmovisión cristiana tomamos un dominio integral del mundo y orientamos el intelecto, el corazón, la pasión, la espiritualidad, la ética y el alma hacia Dios… que nuestro conocimiento sea para la gloria de Dios. Solo pregúntate ¿Para qué estás usando tu conocimiento?
2. Vivimos Soli Deo Gloria sirviendo a Dios
Relacionado con el conocimiento de Dios está el servicio a Dios. No puedes vivir para la gloria sin servirle. La pregunta es ¿le estás sirviendo a Dios? Debes saber que has sido creado para servir. Si no estás sirviendo a Dios como Rey Soberano le estás sirviendo a algo o alguien más y lo más seguro es que ese alguien seas tú mismo.
La pregunta es ¿en verdad estás sirviéndole a Dios? No basta con que estés en la nómina de un ministerio para decir que eres siervo de Dios, puedes tener el título de siervo en tu iglesia local, pero eso no asegura que estás sirviendo a Dios.
El servicio a Dios no tiene que ver solo con lo que hacemos o como ponemos a disposición los dones, talentos, capacidades, conocimientos y habilidades que tenemos, el servicio a Dios tiene que ver con nuestras motivaciones ¿Por qué hacemos lo que hacemos? Muchas de las cosas que hacemos aun “en nombre del Señor” las hacemos buscando nuestra propia gloria. Buscamos ser reconocidos, ser honrados más que los demás. Nuestra motivación debe ser servir a Dios con la consciencia que toda gloria le pertenece a Él.
3. Vivimos Soli Deo Gloria santificándonos para Dios
Los reformadores vieron que toda la vida se vivía bajo el señorío de Cristo. Toda actividad del cristiano debe ser santificada para la gloria de Dios.
La gloria de Dios está relacionada con la santidad. Es importante entender que vivir una vida que glorifique a Dios se trata de ser tan piadosos como podamos a través del poder de Cristo en nosotros y mostrar esa piedad cada día de nuestras vidas, en las cosas pequeñas como en los grandes eventos.
4. Vivimos Soli Deo Gloria Coram Deo
Los reformadores protestantes entendieron esto. Calvino describió a todo el universo como “el teatro de la gloria de Dios “, viendo la vida como una actuación ante la audiencia de uno: ante Dios.Los reformadores vieron el cristianismo como una empresa en la que cada creyente trabajaba coram Deo, ante la presencia de Dios.
[1] Owen Strachan, capítulo cinco libro “Sola: How the five solas are still reforming the church”.