Nuestra creación a imagen de Dios significa que fuimos creados para servirle de una manera que va más allá de cualquier otra cosa que Él haya hecho.
Génesis 1:26-28: Y dijo Dios: «Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra». 27 Dios creó al hombre a imagen Suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Dios los bendijo y les dijo: «Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra».
El día seis Dios creó los animales terrestres y luego pareció detenerse. El narrador parece ir más despacio en esta parte, ¡esto es importante! Dios delibera consigo mismo. Por eso en el versículo 26 leemos “Y dijo Dios: «Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza”.
Esto, para los israelitas que habían dejado de ser esclavos en Egipto fue impresionante. No solamente ellos fueron liberados para servir al único Dios verdadero como Rey… Sino que ese Rey Creador los hizo a su imagen. ¿Por qué esto es tan impresionante? En el mundo antiguo, un rey colocaba imágenes de sí mismo, estatuas, en provincias lejanas. Las imágenes del rey les decían a todos que estas provincias eran parte del dominio del rey, pero también se consideraba que los reyes tenían una relación especial con sus dioses, como descendientes y representantes de ellos. Se veía a los reyes como hijos de los dioses.
Esto significa que cuando Génesis dice que somos creados a “semejanza” de Dios, específica una relación entre Dios y los seres humanos, como “hijos que proceden de Él”. Por lo tanto, nuestra respuesta a esta verdad debe ser: adoración a Dios, temor a Él: asombro por quién es Él, obediencia.
Y cuando Génesis dice que somos creados a “imagen” de Dios, describe que hay una relación entre Dios y los humanos de tal forma que los seres humanos fueron creados para representar a Dios como reyes que sirven en la creación. Por lo tanto, nuestra respuesta a esta verdad debe ser: un servicio digno a Dios, sabiendo que como representantes de Él debemos servir a otros.
Sabemos que la caída, el pecado del ser humano estropeó todo esto. La forma en que Dios logró que pudiéramos seguir cumpliendo el propósito para el cual fuimos creados, relacionarnos con Él en adoración y servicio, fue por lo que Cristo hizo con nosotros. Pablo dice que, por la muerte y resurrección de Cristo, ahora en Él somos “nueva creación” y que las cosas viejas pasaron y todas están siendo hechas nuevas para los que están en Cristo. (2Corintios 5:17).
Ser nueva creación implica que debemos de vivir deshaciéndonos de la vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño (Efesios 4:22) para que, como dice Efesios 4:24: “vistan del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad.” Y como dice Colosenses 3:10 (NTV): “Vístanse con la nueva naturaleza y se renovarán a medida que aprendan a conocer a su Creador y se parezcan más a él”.
Los pasajes de Efesios 4:24 y Colosenses 3:10 nos enseñan que por la obra de Cristo en nosotros hemos sido creados o re-creados a imagen de Cristo, para ser semejantes a Él. Por lo tanto, porque somos nueva creación ahora podemos servir a Dios haciendo buenas obras. Luego de decir que hemos sido salvos por gracia por medio de la fe, Pablo escribe lo siguientes en Efesios 2:10 (NTV): “Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.” El propósito de tu creación y de tu redención (nueva creación en Cristo) es que vivas para adorar y servir a Dios.