Es una costumbre de muchas personas que al finalizar un año e iniciar otro hacen una lista de todos sus propósitos o metas a alcanzar en el nuevo año. Estas metas o propósitos variarán dependiendo de las prioridades de cada persona. Independientemente de las prioridades en tu vida debes recordar que, sin Dios, todo propósito que hagas en este nuevo año es vano.
Por lo tanto, tus resoluciones de año nuevo deben comenzar en Dios y no en lo que tus pasiones desean, porque tus pasiones tarde o temprano te llevarán a desobedecer al Señor, lo cual a su vez te llevará al juicio de Dios y posteriormente, si no hay arrepentimiento, a la muerte.
En un contexto parecido Jeremías escribió lo siguiente:
“Así dice el Señor:
No se gloríe el sabio de su sabiduría,
ni se gloríe el poderoso de su poder,
ni el rico se gloríe de su riqueza;
24 mas el que se gloríe, gloríese de esto:
de que me entiende y me conoce,
pues yo soy el Señor que hago misericordia,
derecho y justicia en la tierra,
porque en estas cosas me complazco —declara el Señor.”
(Jeremías 9:23-24)
En este inicio de año no busques jactarte en la sabiduría humana, ni en tus propias capacidades, tampoco en las cosas materiales. Cada una de estas cosas, sometidas a la voluntad de Dios, son herramientas que te pueden ayudar en situaciones determinadas de la vida. Por lo tanto, no debes de hacer de ellas tu prioridad este año porque al hacerlo, estas cosas terminarán por dominar tu vida. Ninguna de estas cosas (sabiduría, poder, riqueza) pueden librarte del juicio de Dios ni de la muerte.
La resolución que debes hacer es gloriarte en entender y conocer a Dios. Hacer del conocimiento de Dios tu prioridad para este 2021, porque solo conociéndolo podrás encontrar verdadero sentido a tu vida, solo conociendo a Dios vivirás con propósito, solo conociendo a Dios vivirás con dignidad.
La pregunta que surge es: ¿cómo el ser humano puede conocer a Dios? Dios se ha revelado a Sí mismo de manera que lo puedas conocer exclusivamente en Dios Hijo encarnado, en Jesucristo. Solo por medio de Jesucristo puedes conocer a Dios y entender que, en Él, es decir en Cristo, se encuentra toda sabiduría, poder y riqueza de Dios.
Es impresionante que estas tres cosas que el mundo busca como prioridades – sabiduría, poder y riqueza – los que se arrepienten y creen en Jesucristo las pueden experimentar de manera plena y perfecta, no como el mundo las ofrece, sino como Dios las da.
El apóstol Pablo escribe al final del capítulo 1 de Primera Carta a los Corintios: “tal como está escrito: El que se gloría, que se gloríe en el Señor.” Con esto concluye un capítulo en el que ha establecido que:
a) En Jesucristo hemos sido enriquecidos.
“Siempre doy gracias a mi Dios por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús, 5 porque en todo fuisteis enriquecidos en Él, en toda palabra y en todo conocimiento, 6 así como el testimonio acerca de Cristo fue confirmado en vosotros; 7 de manera que nada os falta en ningún don, esperando ansiosamente la revelación de nuestro Señor Jesucristo; 8 el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.” (1 Corintios 1:4-8)
b) Jesucristo es poder de Dios.
“Porque en verdad los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría; 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, piedra de tropiezo para los judíos, y necedad para los gentiles; 24 mas para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios y sabiduría de Dios. 25 Porque la necedad de Dios es más sabia que los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres.” (1Corintios 1:22-25)
c) Jesucristo es sabiduría de Dios.
“Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; 28 y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; 29 para que nadie se jacte delante de Dios. 30 Mas por obra suya estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, y santificación, y redención, 31 para que, tal como está escrito: El que se gloría, que se gloríe en el Señor.” (1 Corintios 1:26-31)
Hermanos, que nuestra resolución este año sea gloriarnos solo en Jesucristo conociéndolo a Él por medio de la Palabra.