Tomar decisiones

Unas de las preocupaciones que como seres humanos vivimos a diario es la toma de decisiones, ¿cómo poder decidir?. Deseo partir primero de lo siguiente: La tentación más grade que enfrentamos como cristianos es dudar de la palabra de Dios; esto nos llevará a caer en la práctica de cualquier pecado de acuerdo a las pasiones de cada persona, y sus consecuencias siempre serán graves a todo creyente; pero, ¿por qué? porque el dudar de la verdad que Dios expone en su palabra, siempre nos llevará a sustituirla por lo que creamos nosotros que son las verdades en las que debemos de vivir, caminar y enseñar a los demás. Si en nuestras vidas como cristianos la palabra de Dios no es suficiente entonces estaremos viviendo en muchas mentiras y nuestras decisiones serán afectadas, por lo tanto, necesitamos de Dios, necesitamos de Su palabra, necesitamos ser dirigidos por Él.

Dios desea que su iglesia viva en un compromiso con la verdad o sea lo bueno, Jesús dijo que solo Dios es bueno (Mateo 19:17), y ese compromiso será siempre con Él para poder tomar decisiones que le glorifiquen y sean las convenientes para nosotros, es por eso que nuestro compromiso debe de ser también con todo lo justo, digno y santo; pero para eso necesitamos el discernimiento, y no hablo de un discernimiento común, o aquel que han espiritualizado y mencionan para poder saber la condición espiritual de las personas, si las cosas convienen o no, para saber qué sucederá el día de mañana, si debo de tomar una decisión o no, etc.

Este tipo de “discernimiento” solo existe en las mentes de personas que desconocen lo que dice la palabra de Dios; sino aquel que desarrollamos por medio de Su palabra, el conocimiento de quien es Dios, el conocimiento de Su voluntad que la encontramos solo en la escritura para poder glorificarle en cada decisión que tomemos. En otras palabras, con la guía del Señor en la Sola Escritura evaluamos todo con cuidado y decidimos que rechazar y que seguir según Dios, es por eso que la Biblia dice en Romanos 12:9 “El amor sea sin fingimiento. Aborreced lo malo, seguid lo bueno”. Así es, aborrecer lo malo, y seguir lo que es bueno. Todo tiene que ver con Su palabra y no con la opinión que nosotros tenemos de las cosas, y de esta manera podremos empezar a tomar decisiones que glorifiquen al Señor.